Salmi
📞 🎥 🔕🔒
Aquellos temores a la devastación producto del amor, hacen un hondo y oscuro acto de presencia en nuestra vida. Aquello que acelera la circulación sanguínea y temblorosamente hace perder el aliento.
Sabemos que traerá tormento, intranquilidad.
Una compañía casi ideal es necesario mencionar. Risas, alegrías, despertar de la rutina, amanecer con una sonrisa, esperando el ansiado día de embelesada mente perderte en sus ojos. Insomnio por el acumulado bosque de recuerdos, fuertes vientos de palabras bellas, gestos lindos, caricias apacibles, ¡hermoso…!
Recuerdos agridulces sin duda de mis años juveniles, o, mejor dicho, años de pubertad. Cualquier señorita a mi parecer era indudablemente hermosamente linda, cada célula de su cuerpo era dulce miel a mis ojos, mangar a mi paladar. No había forma de saciarme, en la escuela, recorriendo uno que otro adornado parque, caminando por el mercado, en los centros comerciales, en el autobús. Todas eran un deseo.
Encontraba en aquel entonces un profundo sentimiento que le daba vuelta de cabeza a mi mundo, me revolcaba la tranquilidad en intranquilidad, no hacia otra cosa que dibujarla lentamente en mis pensamientos, en ocasiones hasta el desespero me invadía, era incontrolable, incontenible, esperaba el día con ansias de verla, de disfrutarla a 5 metros de distancia a dos segundos antes de desaparecer.
El miedo se apoderaba de mi voluntad, las manos sudorosas en cada aproximación. No era capaz de cruzar palabras, me bastaba mirar sus dulces ojos.
Si hoy en día trato de algún modo encontrar aquellos recuerdos del amor, para debelarlos en el presente, diría que solo era una película de ficción, o quizá un engaño del joven cerebro de un puberto, de ello el motivo de la carta que te escribo, para encontrar un consuelo a mis vacíos, un apaciguador a mi desesperación.
En los últimos meses del año me he sentido distante de aquello que te he comentado, busco empecinadamente que broten en mi alma aquellas emociones que en el pasado me invadían sin permiso, que cosa tan contradictoria.
¡Hoy conozco mujeres, pero desconozco el amor!
Aquella cantidad de bellas almas por las que mis sentidos perdían el juicio, hoy han escapado al igual que como llegaron, sin permiso. Cantidad de bellas damas en cualquier parte las puedes encontrar. Me refiero a la emoción, al sentimiento, el sentir alegría por salir a la calle y ver sonreír a una bella chica. Mis cansados ojos no tienen fuerza suficiente para fijar la mirada en la profundidad del alma de otra mujer, como un perro enfermo que desprecia su comida favorita.
Nublado está el amar.
Un apetito antes voraz,
impaciente amedrentaba la paz.
Hoy el naufragio es su hogar.
La ultima mujer de bello rostro, ojos claros, que al principio me pareció reconocer un futuro en el que me enamoraría como un loco, como en el pasado me sucedió con otras mujeres. Esta vez no fue así, termine rotundamente pasmado cuando con el pasar de los días no movió en mí las entrañas de mi ser.
Lo que en el pasado movía mi voluntad, ya sea para escuchar canciones de amor, entrar a una red social solo para husmear su foto, hoy nada de eso domina mi voluntad. Cuando en el pasado no podía dejar de escribirle para saber qué hacía, en qué se entretenía Quería contarle lo que me gustaba, mis canciones favoritas.
Pregúntame hoy si he de tener la misma pasión, te respondería que absolutamente no. No respondo más de dos mensajes, porque ni si quiera cuento con una persona dueña de mis pensamientos, me aburre contestar un chat o una llamada, cuando en el pasado me enloquecía por mandar mensajes a cada minuto.
Si en el pasado recorría las calles para sentir el vibrante de mi corazón cuando muchos bellos rostros fijaban la mirada en mí, hoy no hay ni cenizas, observo rostros monótonos, ni un rostro solo puede emocionarme.
Solo imagínate como me he de sentir, después de cruzar miradas como una mujer y sonreír al unísono, regresar a mi hogar complacido y recordando cada pequeño detalle de aquella alma. Hoy no puedo más que ignorar bellas en la calle, con cero recuerdos al regresar a casa.
En el sitio que frecuento para estudiar, me parece cada día, no como aquel mágico lugar en el cual las almas se encontraban, sino un sitio abrumadoramente oscuro, siniestro.
No hay un amor al que pueda dedicar mi vida, que sentimiento tan mortífero el estar rodeado de mujeres y no encontrar en alguien una pasión desbordante de sentimiento, no siento que una sola dama valga la pena. Bellos rostros, bellos cuerpos, nada que me envuelva en un acantilado de pasiones, ni una que vende mis ojos y me lleve por los precipicios del amor.
Soy un zombi andante. Como una paloma perdida en un bosque oscuro que no encuentra lugar bello y tranquilo para reposar. Como andante en un desierto sin agua para saciar la sed. Como navegante sin rumbo fijo en la mar.
Acordé la salida con diferentes damas de muy buen semblante, alegres sonrisas. No recuerdo un momento memorable, la decisión de una próxima salida no cavó hondo en mí, no broto el deseo de volverlas a ver. Es monótono el aburrimiento en las salidas. ¡oh, mi otra mitad! ¿acaso está en otro planeta, o existió en otro tiempo?
¿Dónde estás mujer, para darle sentido a mi vida? si existe un paraíso en ti mujer, hoy estoy desterrado al infierno.
Salmi, amiga mía, tú que tan buenos consejos haces brotar de tus pensamientos, pido que atiendas mis dolorosos desvaríos y des explicación alguna a mis pesares.
Enviado por:
@Julio
Enviado ✔️✔️